eBook Horas estelares con Gabriele

Por qu tan pocas personas son felices desde el interior? Porque la mayora no aprende a aceptar la Vida, que es Dios. La mayora mira a las sombras del querer ser y querer tener; la mayora mira al prjimo y piensa que a l le va mejor que a ellos. Nos estamos siempre ocupando de acoger las sombras en nosotros: la enemistad con el prjimo, la disputa en la familia. En la profesin, es ms, en toda la vida cotidiana, la mayora mira hacia las sombras. De ah se desarrollan envidia, discordia, hostilidad, disputas y muchas, muchas otras cosas. Estas sombras no slo entran en nuestra alma, sino tambin en nuestro cuerpo, lo que quiere decir que no hemos aprendido a vivir, vamos consumiendo nuestra existencia. Pero la vida es Dios, y Dios es el Espritu de la vida en nosotros.Como seres humanos nos est encomendado hacernos conscientes de que cada uno de nosotros es un templo de Dios, de que cada ser humano debera purificar y mantener puro ese templo, para que la luz del infinito pueda traspasar y llenar las clulas, todos los componentes del cuerpo. La humanidad enferma cada vez ms. Los sufrimientos aumentan y en muchos casos apenas si se reconocen las enfermedades. Se dice: Se trata de enfermedades an no investigadas. O bien: Tal o cual enfermedad es incurable.Hay en Dios algo incurable? Cada uno de nosotros se asigna el sufrimiento, la enfermedad. Nuestros pensamientos introducen el mal en el cuerpo, y as creamos un circuito de destruccin de nuestro propio cuerpo.Cuntas veces omos decir: no son decisivos nuestros pensamientos o palabras, sino sus contenidos. Yo comparo nuestros pensamientos, palabras o todo nuestro comportamiento con un jarro. En el jarro est el agua, en el jarro est el contenido. Cuando queremos beber agua tenemos que beber el contenido.Y algo parecido pasa con nuestras clulas. Las clulas de nuestro cuerpo beben el contenido de nuestros pensamientos, el contenido de nuestras palabras, de nuestros comportamientos. Con ello creamos la enfermedad en nosotros mismos. Porque el sufrimiento, la enfermedad, la desgracia o la infelicidad se hallan en nuestro propio comportamiento; se hallan en nuestro mundo de pensamientos. Nosotros mismos debilitamos nuestro organismo con nuestra forma errnea de pensar.Nuestro cuerpo nos muestra una y otra vez lo que hemos de aprender: aprender cuando un rgano nos duele; aprender cuando somos infelices, preguntndonos: s por qu lo soy?Dios es salud. Dios es siempre salud presente. Dios es siempre felicidad presente. Dios es siempre vida presente. Por qu soy infeliz? Por qu estoy enfermo? Por qu estoy cargado de preocupaciones? Dios es vida presente. Vida es felicidad; vida es unidad; vida es ser pacficos; vida es amor.Tenemos que aprender a observarnos a nosotros mismos para investigar la causa de lo que hemos introducido en nuestro cuerpo: sufrimiento, dolencias crnicas, enfermedad. Tenemos que aprender a afirmar lo bueno, lo que es presente salud, felicidad, alegra, armona-, y desarrollar una fe viva de que Dios es vida presente. Y vida es salud; vida es fuerza; vida es amor.Se trata por tanto de aprender; de cambiar de forma de pensar; de llenar de fuerza y de vida nuestros pensamientos.Esto significa que ya por la maana empezamos a afirmar a Cristo en nosotros; que ya por la maana empezamos a desarrollar una fe viva, que durante el da afirmamos una y otra vez la sanacin en nosotros, la fuerza de la vida. Entonces estamos mirando hacia la luz. En el instante en que tenemos una mala sensacin a pesar de nuestra afirmacin- la vida nos est queriendo decir en ti hay sombras; purifcalas con Cristo, y no vuelvas a pensar esas cosas contrarias a la ley divina. Afirma la salud en ti aunque los sentidos muestren otra cosa-, afirma los rganos sanos, afirma el corazn sano, palpitante. Afirma que Cristo es la fuerza sanadora, afirma la vida y aprende de ti mismo. Esto es vida provechosa. Esto es sanacin desde el interior.Editorial GabrieleEspaole-bookRef. B381esISBN 978-3-89201-964-0https://editorialgabriele.com/